lunes, 9 de mayo de 2011

torrentes de aguas ensuciadas por el odio y el amor

No sé qué es esto pero es una buena escena y debería entrar en alguna de mis novelas y no quiero que se me olvide.

Pensar que aquella relación había comenzado tan amistosamente y con tantas ilusiones la afectó aun peor y otra aguja se clavo en su corazón. ¿Acaso había sido todo una farsa? Se sentía traicionada. Pero el amor muchas veces es más fuerte que una simple amistad y claro, no se podía pedir a la razón que semejante amor mutuo por la misma persona acabe pacíficamente y no destruya todos los pilares de amistad que se habían comenzado a construir entre ellas dos. Pero aquello se había degenerado tanto que no solo había destruido todo pilar de amistad existente sino que también había levantado alrededor de su corazón unos negros pilares de odio hacia ella. Su hermosa y dulce imagen se había transformado en una fotografía gargolezca que amenazaba su paz interior y lograba que la sensación de algo como piedras de angustia que se removían en su abdomen la atormentara y no la dejara ser, eyectaba su mente de su cerebro, no la dejaba pensar nada más que en estar sedada, completamente atontada, insensible sin tener que pasar por aquel lamentable estado mental que apenas se podía calificar como humano. No podía creer como seguía viva, habiéndose acostumbrado durante ese último mes a no verla, habiendo vuelto cierta paz a su vida y ahora teniéndola en frente, tan cerca que parecía capaz de asesinarla con la mirada. Los ojos de ambas estaban bañados en lágrimas de dolor porque no podían entender como una pudiera sentir tanto odio inhumano por la otra. Y ahora tenían todo el tiempo y espacio para odiarse la una a la otra en aquella cama sentada una enfrente de la otra. “chica número uno” se percató del lugar y la situación en la que se encontraba y una nueva descarga de lágrimas brotó fuera de sus ojos que ella recordó tan débiles con ese azul tan legible frente a aquellos ojos negros llenos de odio y lagrimas surgidas del mismo odio que la lastimaban en lo más profundo de su ser. Lo que no sabía ella era que “chica número dos” sentía lo mismo y no le importaba si sus ojos eran azules o negros pues la lastimaban igual y sentía que no era capaz de defenderse. Por eso sufrió tan tremendo pánico cuando una de sus manos, la que no estaba limpiando sus lágrimas, se deslizo suave pero amenazadoramente por el edredón. Este pequeño gesto la paralizó de miedo, pensó que la iría a estrangular y no podía hacer nada al respecto más que lanzar otra cascada de lágrimas y lanzar un gemido de angustia impotente y lastimado, ahogado. Estaba quieta, la mano se deslizo más cerca de ella hasta que toco la piel de su brazo y escaló por él generándole un escalofrió gélido y violento que sacudió su columna vertebral como un maremoto aun en la mas mortuoria quietud. Efectivamente la mano asió su cuello pero por detrás y sorpresivamente acerco su rostro al suyo lo cual le dio un pequeño alivio de que aquello seria solo un violenta amenaza surgida del odio profundo que manaba de su ser…

… Pero en cambio sus labios colisionaron contra los suyos en un beso extremadamente violento incluso en su perforada quietud. Al principio “chica número uno” sintió que aquel malestar y odio que surgía de ella al verla a “chica número dos” se potenciaba diez veces y el temblor dentro de su ser la quiso hacer desear estar muerta para no sentir esta vertiginosa sensación y no pudo entender como entraba tanto odio y tantas emociones dentro de un cuerpecito tan pequeño y rubio. Pero luego aquella sensación de odio se deformo cuando recordó que todo aquello tenía que ver con “chico” y se dio cuenta que prácticamente lo había olvidado, pero no dejo de ser dolorosa e incómoda hasta la tortura. Todo aquel mar negro que fluía de los labios dulces de “chica número dos” hacia los suyos se torno de un espeso color azul y la negrura de sus ojos perdió la profundidad que la amenazaba con la muerte y se volvió una profundidad que la amenazaba con un revuelco de emociones incomprensibles y desconcertantes que atormentarían su ser. Pero entonces “chica número uno” noto que ya estaba metida en aquel vórtice de confusión y sentimientos explosivos y cambió su postura metafórica y literalmente. Sus muslos que se apoyaban sobre sus pantorrillas en una encorvada postura arrodillada se separaron haciendo que su espalda se enderece y todo su cuerpo se acerque más a “chica número dos” y sus manos que se habían estado retorciendo ocultas entre sus rodillas se separaron y asieron a “chica número dos” por la espalda acercándola aun más y logrando finalmente juntar sus cuerpos definitivamente. Sus manos se deslizaron hasta el rostro de su nueva amante y aplico un poco mas de pasión al beso físico empujando con el resto del cuerpo hacia atrás de chica numero dos y logrando que su cabeza aterrice sobre los almohadones de la cama. Usó los pulgares que reposaban en las mejillas para limpiar las lágrimas del rostro que sostenían y luego de hacer esto y sentir la sucia frescura de las propias lagrimas en su rostro bajó las manos hasta la cintura para sostenerla y que nunca se escape y nunca tener que sufrir de nuevo por su odio.